marzo 31, 2012

31 de marzo: 41 años

Esta Red nuestra no ha parado de nacer, desde 1971.
Hace ya varios años, la Asamblea General decidió como fecha de aniversario el 31 de marzo, cumpleaños de nuestro querido hermano mayor Juan Medcalf.
Hoy cumplimos 41 años de este andar que no cesa, porque el desafío crece a medida que los sueños se agigantan y la realidad se empecina.
Hoy, como cada día, recordamos el ánimo insepulto y enarbolamos esta convicción que nos llevó de encuentro.
César Vallejo ratifica estas certezas:

¡Entrelazándose hablarán los mudos,
los tullidos andarán!
¡Verán, ya de regreso, los ciegos
y palpitando escucharán los sordos!

¡Sabrán los ignorantes, ignorarán los sabios!
¡Serán dados los besos
que no pudieran dar!
¡Sólo la muerte morirá!

¡La hormiga traerá pedacitos de pan
al elefante encadenado
a su brutal delicadeza;
volverán los niños abortados
a nacer perfectos, espaciales
y trabajarán todos los hombres,
engendrarán todos los hombres,
comprenderán todos los hombres!


marzo 22, 2012

Los mayores saben

Antonio Vílchez, comunero de San Isidro en la Provincia de San Marcos y Coordinador de la Red nos cuenta:
Una vez había unos ingenieros que fueron a una comunidad a enseñar a trabajar a los campesinos y así estaban trabajando pero, al tercer año, dijeron a los campesinos:
– Este año vamos a sembrar poco porque este año no va a llover.
Y esto sí fue una novedad, muchos comentaban, pero tanto comentario llegó a los oídos de un mayorcito que dijo:
– ¿Cómo dicen que no va a llover? A ver, llévenme a las totoras.
Así lo llevaron y, cuando llegó al sitio, comenzó a fijarse en las totoras y dijo:
– Siembren nomás. Yo les doy mis chacras. Siémbrenlo todo. ¿No se fijan que las arañas han hecho un nido en la punta de las totoras? Este año será muy llovedor.
Y así fue.
Salió cierto lo que dijo el mayorcito.
Los mayores saben. Nosotros sabemos.

De piedras y visitas

Los mayores en el campo dicen que es bueno recoger una piedrita y traerla a casa consigo cada vez que uno va a otro lugar: “Así como las piedras vienen con nosotros, vendrán a visitarnos otras personas, como sabiendo que en nuestra casa también está su casa”, nos enseñan.
Será que de tantas caminos en que andamos –y trayendo siempre piedras con nosotros–, este año tenemos muchas visitas de amigos solidarios. Con ellos, sabemos, arriban también la alegría, los recuerdos, las tareas compartidas y los sueños comunes.
Llega también mucho trabajo y tendremos un horario a veces apretado, pero más importante aún: llega la buena vibra, este ánimo efervescente que hace los quehaceres más divertidos y el tiempo más corto.
Así también nuestra red se hace más fuerte, más sólida, más brillante y colorida.
¡Bienvenidos siempre!

marzo 07, 2012

Lectura

Lectura para compartir: Extractos de “La dignidad de los pueblos también se escribe leyendo”, texto de Alfredo Mires.

Cuando asumimos el propósito de promover la lectura en el campo, ¿qué estamos promocionando? O, mejor aún, ¿de qué nos apropiamos al aprender a leer: del boleto de entrada al mundo que nos oprime o de sus claves para cambiarlo y tratar de hacerlo más justo?; ¿nos apropiamos de los libros o de sus causas, de sus potencialidades o de sus intenciones?; ¿cuánto aprendemos a discernir, cuánto a enhebrar en el tejido de nuestra auténtica historia, de nuestras más caras necesidades, de nuestras más colectivas urgencias?...
La promoción de la lectura, entonces, no es un servicio sino la reivindicación de un derecho postergado, la conquista de un bastión negado, la recuperación de un valor esquivo…
La promoción de la lectura ha de estar más llena de tierra que de letras, más plena de gente que de párrafos, más plena de pueblo que de estantes. Y eso implica comprometerse, sumergirse desnudos de oficio en la realidad si pretendemos emerger genuinamente empapados de alternativas.
Antes de ser bibliotecarios somos humanos. Y somos colectivo, somos el otro, somos los demás. Las técnicas preconcebidas y los procedimientos profesionales están al servicio de este proceso y no a la inversa.

marzo 05, 2012

La granada


El poeta español Salvador Rueda (1857 – 1933) debió escribir “La granada” a fines del siglo XIX. En el Compartir de Lecturas que tuvimos en nuestra Asamblea General, nuestro compañero Pascual Sánchez –de la comunidad de Chuco– declamó este poema, homenaje a la preciada fruta y a la madre naturaleza:

Tiene la roja granada
en su seno una colmena,
pero es enjambre de granos
en lugar de ser de abejas.

Divididos en panales
están por frágiles telas,
como están en un convento
subdivididas las celdas.

Y esa sociedad menuda
se abraza y se compenetra,
con más perfecta armonía
que los hombres en la tierra.

No hay un grano preferido
con cetro de oro en la diestra
que el mundo de la granada
rija cual rey que gobierna.

Todos son granos iguales
que tienen la misma ciencia.
que tienen el mismo impulso,
que tienen la misma ética.

Cada grupo de rubíes
vive en su propia vivienda,
sin traspasar los umbrales
de la vecina frontera.

Y con arreglo a justicia
y a equidad y a inteligencia.
disfruta de los derechos
que da la Naturaleza.

Es a un tiempo cada grano
jurisconsulto que piensa,
divino vate que rima.
magistrado que interpreta,

Político que dirige,
catedrático que enseña,
legislador que ilumina,
ciudadano que respeta.

Y cual a gusto se enlazan
en un collar las mil perlas,
ellos forman el trenzado
de una sociedad perfecta.

¡Hombres, detened los ojos
en una granada abierta,
y ved tan grandioso mundo
con las rodillas en tierra!

Comenzó el Tinku

Don Isaac Newton, filósofo, alquimista y otras geniales hierbas, solía decir que “Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes”.
Cuando se trata de ir caminando, en efecto, se toma muy en cuenta la importancia de los puentes.
En lengua quechua hay una palabra linda para los encuentros, las confluencias, las convergencias, sobre todo cuando dos o más ríos se hallan para formar uno solo: tinku.
Desde hace ya varios años, en la Red de Bibliotecas Rurales veníamos proponiendo la posibilidad de generar un espacio para aprender y desaprender, para compartir, conversar y debatir, proponer y reflexionar. Todo esto en la temática ambiental, artística, cultural, educativa, histórica, etc.
Es decir, un esfuerzo para afianzar unidades y aligerar colectivamente las búsquedas.
Este sábado 3, por fin, comenzó el primer Tinku: nos reunimos dos instituciones fraternas, visitantes y amigos de la Red para ver juntos una película relacionada con la destrucción de la Amazonia y conversar luego, comparando a la vez con lo que ocurre en nuestro medio.
Nos alegra haber inciado este compartir.

Silverio en Cutaxi


Una mata de orquídeas pende a la entrada de la casa de Silverio. Desde ahí se divisa el valle de Chetilla y, a lo lejos, las montañas que separan a Cajamarca y Amazonas con el río Marañón.
Estos días ha llovido como si no quisiera abonanzar. Y aún así, Silverio ha caminado más de diez horas para visitar sus bibliotecas hacia el lado de Nogal, donde don Mario Chamaya Alva tiene como veinte años de bibliotecario.
Silverio es Coordinador del Sector Cutaxi y para visitar esas bibliotecas tiene que pasar los fríos páramos de Guaguina. Así aprovecha para visitar las bibliotecas de Suromayo y Yantayoc, cargado de libros y entusiasmo, que cuesta pero no falta.
Esas matas de orquídeas que crecen en los parantes de la casa de Silverio no tiene que proclamar su belleza ni esperar las certificaciones de los especialistas: crecen nomás, deslumbrantes en su naturaleza y su estética, como el compromiso de Silverio y los suyos, como su generosa carga de libros. Como crece su marcha.

La Biblioteca de Santa Clara


Rigoberto Vásquez Cubas coordina el Sector Chalamarca de las Bibliotecas Rurales en la provincia de Chota desde hace poco más de un año. Él ya era bibliotecario hasta entonces, pero asumió el reto de la coordinación.
Entre sus bibliotecas está la comunidad de Santa Clara, cuyo bibliotecario es don Jesús Lucano Herrera pero –como en muchas de nuestras bibliotecas– quien atiende es toda la familia mientras él sale al trabajo.
Así, doña Margarita Ayay Ilatoma junto con sus hijos Elí, de diecinueve, y Mili Dayani, de dieciseis años, juntos, hace posible esta brega de los libros y la lectura.
La comunidad hace posible el desarrollo propio de la comunidad, desde su propia mirada y desde su propio andar.