junio 06, 2019

¡Chimbán!

Para llegar de Cajamarca a Chimbán debe atravesarse el territorio de cuatro provincias y, por lo menos, una docena de pueblos. Ahora que las carreteras están en mejores condiciones que hace unos años, en viaje directo se tardaría un día… pero como no hay vía directa, mejor salir hoy temprano para llegar mañana al final de la tarde.
Nuestro compañero Jesús Oswaldo Quispe Delgado es Coordinador de Bibliotecas Rurales en el distrito de Pión (para llegar allá mejor no sacamos cuentas pues incluso hay que cruzar por la región Amazonas) y fue invitado por comuneros de Chimbán: “Aquí también queremos tener nuestras Bibliotecas Rurales”, le dijeron.
Jesús Oswaldo consultó y recibió el encargo de ir a la zona a ver qué pasaba.
Tras varios días de marcha, nos llamó: dieciséis comunidades nos están pidiendo tener su biblioteca rural.
¿Significa que hay más interés en tener bibliotecas? No: significa que hay interés en la razón de ser de nuestras bibliotecas, que se van abriendo más las ganas de leer el mundo y abrazarlo, de no dejarse arrastrar por leguleyadas y superficialidades, de no dejarse arrebatar la convicción de la esperanza.
Gracias por ese enorme esfuerzo, Jesús Oswaldo. Ya mismo hemos enviado los libros. Y nos vamos alistando para ir a visitarlos.

Voluntarios siempre

Hace unos días tuve nuevamente la suerte de viajar al campo con Rumi y Mara.
Como responsable del Programa Comunitario me tocó una salida a la zona de Sócota, Cutervo, al norte de Cajamarca.
Rumi y Mara han nacido entre los libros y quehaceres de la Red de Bibliotecas Rurales. Desde muy pequeños les cargaba en mi espalda cuando salíamos a visitar a los niños con capacidades proyectables en las comunidades lejanas. A veces los comuneros nos facilitaban la ayuda de un caballito, pero nosotros siempre tratamos de no ocasionar gastos ni molestias.
Mara y Rumi han crecido jugando con niños y, desde chiquitos, me ayudaban a atenderles y aprender juntos con ellos.
Desde entonces han pasado más de 20 años y en este viaje, su apoyo ha sido, realmente, muy grande. La compañía en el camino –donde ahora me toca manejar largas horas– fue muy grata y divertida; Rumi entiende muy bien los aparatos de proyección que necesitamos para los talleres con profesores; ambos participan activamente en las sensibilización de docentes y sus comentarios y opiniones son de suma importancia; las dinámicas son más llevaderas gracias a su ayuda; Mara está siempre pendiente de los niños y es una gran ayuda en el tema de la medicina homeopática; los dos leen muy bien para los demás; y ni hablar del arreglo después de cada atención y del alivio que significa para mí que ambos tomen fotos para documentar nuestro trabajo.
Gracias Rumi y Mara, voluntarios nuestros: es una bendición vuestra presencia.
Rita Mocker–Mires

Leer también sana

Don Segundo Medina o “Nenito”, como cariñosamente le dice su familia, es un asiduo lector y gusta de los buenos libros. Él disfruta de cada cuento que cae en sus manos, de cada historia, de cada poesía...
Sus nietos le proveen de lecturas que le animan, alegran y alejan sus pensamientos de cualquier enfermedad, de cualquier dolencia.
Hace poco estuvo hospitalizado por varias semanas, pero durante el tiempo que pasó en el hospital se hizo acompañar de algunos de nuestros libros que le alegraron y animaron en esos momentos difíciles.
Su recuperación sigue en marcha y nos cuenta que cuando lee se siente mucho mejor.
Él comenta que le gustan nuestros libros porque las historias son buenas, que Alfredo escribe muy lindo, que sus poesías y cuentos son muy gratos y dejan grandes enseñanzas.
Algunas veces don Segundo ha asistido también a nuestras presentaciones y ya que pronto tendremos libros ‘frescos’, deseamos que su salud mejore más aun para tenerlo con nosotros.
Muchas gracias, don Nenito, por gustar de nuestras lecturas.

Nuestra medicina

En los Andes, mayo es el mes de las flores. Al caminar por el campo, por todos lados se ve la belleza abundante de flores y nuevos brotes verdes. Mayo es el mes del despertar, del derroche de colores y de la plenitud de la vida: es cuando la tierra suelta su resuello, es el tiempo del wiñay.
En el Programa Comunitario, a nuestra manera, celebramos este mes para el bien de los niños con capacidades proyectables: nos reunimos con los maestros curanderos y preparamos la medicina que necesitamos para el próximo año.
Los maestros y coordinadores tienen un conocimiento especial para estas preparaciones, porque conocen las fórmulas para los medicamentos homeopáticos y las combinan de manera extraordinaria con su sabiduría ancestral sobre plantas medicinales andinas.
El concepto de remedios frescos y cálidos se fusiona con las similitudes de la homeopatía, lo tradicional se potencia con lo “científico”. Es una experiencia maravillosa y, a la vez, tan natural.
Cada año lo vivimos con ánimo, con alegría, y sabiendo que estamos en nuestro camino.