En
los Andes, mayo es el mes de las flores. Al caminar por el campo, por todos
lados se ve la belleza abundante de flores y nuevos brotes verdes. Mayo es el
mes del despertar, del derroche de colores y de la plenitud de la vida: es
cuando la tierra suelta su resuello, es el tiempo del wiñay.
En
el Programa Comunitario, a nuestra manera, celebramos este mes para el bien de
los niños con capacidades proyectables: nos reunimos con los maestros curanderos
y preparamos la medicina que necesitamos para el próximo año.
Los
maestros y coordinadores tienen un conocimiento especial para estas
preparaciones, porque conocen las fórmulas para los medicamentos homeopáticos y
las combinan de manera extraordinaria con su sabiduría ancestral sobre plantas
medicinales andinas.
El
concepto de remedios frescos y cálidos
se fusiona con las similitudes de la homeopatía, lo tradicional se potencia con
lo “científico”. Es una experiencia
maravillosa y, a la vez, tan natural.
Cada
año lo vivimos con ánimo, con alegría, y sabiendo que estamos en nuestro camino.
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