mayo 25, 2021

Lanzamiento de libro

Hace algunos meses, la Biblioteca Nacional del Perú invitó a nuestro compañero Alfredo para publicar algún libro suyo en la Colección “Lectura, Biblioteca y Comunidad”.
Este jueves 27 de mayo, entonces, será el lanzamiento de “El libro entre los hijos de Atahualpa”, una selección de conferencias internacionales que Alfredo ha dado en los últimos años.
¡Estamos todos invitados!

Made saluda al Apu Qayaqpuma

De muchos modos y desde hace mucho tiempo, Madelaine Grau sigue siendo voluntaria de la Red.
Hace solo unos días, desde la terraza de una amiga, Made fue sorprendida por el portentoso saludo del Apu Qayaqpuma.
Ella nos ha compartido esta foto suya y, con ella, la bendición de la montaña sagrada.

Libros que saben a pan caliente

Quien no ha disfrutado de las ricas comidas preparadas por nuestras amadas madres: por más pobrecitas que sean, tienen un sabor extraordinario.
Hoy recordamos ese sabor pues han llegado nuevos libros nuestros: es como si supieran a comidita caliente, a pan recién salido del horno de la imprenta.
Y es que estos libros también se han ido amasando, aderezando y cocinando con el cariño y el empeño de muchos voluntarios, animados por la propuesta y con el deseo de compartir los saberes de nuestros queridos abuelos.
¡Pronto estaremos compartiendo nuestra mesa!

1971-2021: Homenaje a nuestra Red – 5

Y cómo brota el agua de los puquios; del apu nacen las plantitas, los gentiles y la flor; el colibrí trae los buenos augurios; las piedras nos hablan de la cura y del ánimo.
Así, nuestra Red es fuente de esperanza e inspiración, de encuentro y vibración. Es el corazón que recoge todos nuestros pálpitos, toda nuestra sangre, toda la fuerza y tesón en este empeño comunitario, solidario y amoroso con los libros en la tierra.

Cuenta la tierra: memorias de un pueblo

El 29 de abril pasado, nuestro compañero Alfredo fue invitado a participar en un conversatorio organizado por la Caja de Compensación Familiar de Antioquia (Comfama) de nuestro país hermano Colombia.
Él ofreció hondas reflexiones en torno a la relación entre las palabras y la tierra; explicó cómo las palabras trascienden la dimensión humana, pues toda la naturaleza habla; recalcó que los campesinos son portadores de la inmensa sabiduría que contiene la conversa plena con la naturaleza; también mencionó los legados de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca. Aquí algunos apartes de lo dicho por Alfredo:

“Aquí, en nuestra tierra, los cuentos y testimonios de los ancianos nos enseñan que la palabra no está sujeta únicamente a la dimensión humana ni a las estrechas definiciones de los diccionarios, sino a toda la naturaleza viva: porque todo habla, todo dice, todo participa con su voz y su expresión en la vida comunitaria. Los sueños presagian y animan, las plantas declaran, las nubes reflejan, los cerros advierten, las piedras avisan, la coca se pronuncia si amarga o endulza. El pájaro finfín anuncia la muerte, el colibrí proclama la vida…”

“Esta tierra parió una cultura rebosante de prácticas y sabidurías capaces de conversar con la naturaleza para resolver los desafíos de la sobrevivencia humana”.

“Durante siglos, a las poblaciones indígenas y campesinas se les vetó la propia nación que ellos mismos habían forjado desde las raíces; todo lo que recibían del lado dominante era desdén por su cultura y precios de burla por sus productos. Pero esta cultura criadora también iba criando y amansando las palabras adversas, del mismo modo como cultivó al trigo y amansó a los toros y a todo lo que trajeron los usurpa-dores de su destino”.

“Quizá el mayor legado es el ánimo: el propugnar a cada paso la dignidad de nuestros pueblos; el regalo de celebrar y agradecer por estar juntos; el haber redimido al libro de su condición invasiva para convertirlo en herramienta aliada; el haber construido nuestra casa en minga; el ser y querernos como familia, en esta maravillosa tierra que nos regala la bendición de ser sus hijos”.

Homenaje al ánimo y al impulso – 5

El reconocimiento a dos bibliotecarios rurales de la provincia de Cajabamba: doña Laura Palacios Roldán, coordinadora del sector Condorcucho, quien anima varias bibliotecas rurales todas a cargo de mujeres de la zona.
Y a Jacinto Aguilar Neira, veterano bibliotecario, coordinador del sector Araqueda.
A ellos nuestras infinitas gracias por su fidelidad y compromiso con la gran familia de la Red.

Bea leyendo

Hace muchos años que Beatriz Blanco, española de Miranda de Ebro, anduvo por aquí y se integró como voluntaria en nuestra Red. Pero el vínculo no cesa: ¡crece!
Bea comparte las lecturas con sus dos niñas y con todos los niños de la escuela donde trabaja, en Madrid.
Hace poco, ella participó en un conversatorio virtual en el que nuestro compañero Alfredo contó cómo, alguna vez, llegando a visitar la escuelita de Pingo, en la provincia de Cajabamba, encontró que en el aula del profesor Miguel, los niños habían construido una “cueva” con las mesas y se habían metido debajo para leer, con más emoción aún, sus cuentos de encantos.
Bea se lo contó a sus niños. Y hace poco también construyeron su propia “cueva”, para seguir leyendo.

Bibliotecas en Fa

Damos la bienvenida y felicitamos a dos nuevas familias que ahora se vinculan a nuestra comunidad bibliotecaria: la familia Julca Fernández, de Sócota, y la familia Julón Pérez, en San Luis de Lucma, provincia de Cutervo.
Agradecemos el ánimo y entusiasmo de Abel Vásquez, coordinador bibliotecario de la zona, quien acompañó el impulso de estas dos iniciativas.
Ahora son más Bibliotecas Rurales en Familia (BR en FA) y estamos muy felices de que crezca el ayllu de la Red.

Hilos de luz

Como hilos de luz llegaron hasta Colombia los abrazos, las ofrendas, las bendiciones, los buenos deseos, las peticiones por la vida y el cese al fuego, la solidaridad, el acompañamiento.
En los días aciagos que hemos vivido y seguimos viviendo, son ustedes hermanos y hermanas bibliotecarias de la Red quienes una vez más nos muestran que la Red de Bibliotecas Rurales se extiende a lo largo y a lo ancho del mundo, del planeta, desde y hacia todos los hemisferios, hasta las constelaciones.
Infinitas gracias por la presencia y la voz, por la fuerza y la esperanza.
Nathalia, Voluntaria colombiana

Ser positivo

Hace varias semanas, por esa suerte del destino, resulté “positiva” al Covid19. Por la situación que vivimos, sentí mucho temor, pero también estaba segura de que tendría el apoyo y la ayuda suficiente porque, las personas más cercanas a mí, son gente buena.
El mismo día recibí mensajes alentadores de Alfredo, Karina, Rumi, Mara, Zelma, Helen, Nathalia, Gaby, Sara, Abel, Nancy, Ángela, Jorge… solo para mencionar algunos nombres de esta extensa familia de Bibliotecas Rurales. También recibí aceites y otros engreimientos necesarios, de parte de Rita y de Karin, para salir pronto de la situación.
Es increíble, realmente, la rapidez con que corren los amigos, hermanos de tantos años y lugares. Al instante supe que a mi casa llegaban canastas de mercado, hierbitas curativas, recetas de infusiones y otras medicinas aprendidas con la experiencia. En momentos de tanta incertidumbre y temor, fue muy agradable saber que tantas personas se preocupan por uno. No me puedo quejar de la atención que recibí de parte del personal médico, pero es muy gratificante recibir tantas atenciones de quienes no lo son.
Y, entonces, pensé en todas las personas que pasan solas por esto, o están tan lejos que ni siquiera podemos correr para llevarles alguito, como muchos de nuestros compañeros de las comunidades alejadas de los pueblos. Cómo pasarán sus días de cuarentena sin tener para la dieta alimenticia necesaria, para los desinfectantes o las medicinas, sin un pulsioxímetro para controlar ellos mismos su saturación o un simple termómetro, sin ambientes adecuados para aislarse y evitar contagiar al resto de la familia, sin ayuda para atender a los niños. Entonces, agradezco mucho más mi fortuna, pero se me va pasando lo positivo. Pienso, hasta cuándo seguiremos viviendo en esta situación tan injusta…
Lola Paredes

Taller de Integración Sensorial

A principios de mayo, a través del Centro de Recursos de Educación Básica Especial (CREBE), nuestra compañera Rita Mocker ofreció un taller virtual a docentes, terapeutas y padres de familia. El tema fue
Integración sensorial: evidencias, dificultades, fisiología, diagnóstico y proceso terapéutico.
La integración sensorial es un proceso innato y complejo que permite a nuestro cerebro organizar e interpretar la información que recibimos de nuestros sentidos y del mundo externo.
Un niño con disfunción de la integración sensorial tiene dificultades en el “filtrado" de esta información; en consecuencia, no puede decidir a qué estímulos responder y qué estímulos ignorar y aparece como un niño desorganizado y fuera de sincronía con su entorno.
A principios del siglo pasado, la Dra. Jean Ayres investigó y elaboró diferentes ejercicios y técnicas de terapia que ayudan a superar estas dificultades. Si bien es cierto que la aplicación profesional de terapias de integración sensorial requiere de mucha experiencia profesional, una rutina cotidiana y familiar de pequeños ejercicios alivia notablemente los síntomas. Aprender estas estrategias fue la intención de este taller.

Educación y frustraciones

El trabajo escolar con niños pequeños requiere siempre contar con algunos recursos que nos permitan captar su atención e interés, más aún, en el entorno virtual que es mucho más cansado, agotador y distante.

En lo personal, me gusta leerles o contarles cuentos antes de empezar mis actividades diarias, también decir adivinanzas, aprender rimas, entre otros. Para sorpresa mía, el sistema a distancia me impide realizar estas actividades con la naturalidad y el ánimo con que lo hago cuando estoy frente a ellos. Y es que no es lo mismo leer o contar un cuento paseándome entre las mesas, donde los niños escuchan atentos, cambiando el tono de mi voz, moviendo mis brazos, fingiendo una carrera, un salto –gritando juntos, incluso, si es necesario–, que hacerlo a través de una diminuta pantalla donde apenas vemos cabezas. Esta situación la estamos viviendo desde el año pasado, por ello se siente más cada día; no es algo a lo que “el cuerpo se acostumbre”, como decimos.
Es peor, incluso, porque no tenemos la suficiente confianza con el familiar que acompaña al niño en casa; son pocas las familias que lo hacen en silencio, solo es-cuchando para estar atentos a los materiales que necesiten o las tareas en las que requieran ayuda. En muchos casos, y esto se ve cada vez más, el acompañante suele intervenir, llamar la atención del niño, hacer comentarios innecesarios, o burlas.
Alguna vez me llamó la mamá de un niño para decirme que evite cuentos tristes porque su hijo no los soporta, que a todos les ponga un final feliz para evitar que los niños se sientan mal, para no herirles. En más de treinta años de servicio, jamás había escuchado algo semejante. En un inicio pensé que, quizá, esta madre de familia lo hacía porque nos encontramos en una tensión permanente debido a la pandemia, pero no, la señora me explicó que ella jamás cuenta cosas tristes a su hijo, desde que nació, me dijo, incluso, que se ha visto obligada a cambiar la trama y el final de muchos cuentos clásicos para evitar que su hijo escuche palabras tristes.
Es de imaginarse, entonces, la frustración que siento ahora, al no poder ser todo lo espontánea que quisiera. El no poder explicar a los niños, aprovechando algún cuento, que hay personas que sufren, que existe la muerte, el dolor, la pelea, la envidia. Que el mundo no es un lugar completamente feliz. Que los cuentos son fantasía, imaginación, pero también están muy cercanos a la vida real. Que sirven para explicar lo que sucede en la mente y el corazón de las personas. Desde hace algunas semanas, me dedico más a leer adivinanzas, rimas y chistes para niños. Hasta encontrar el modo de superar estas frustraciones.