enero 30, 2019

¡Asamblea!

«Está mi corazón sudando pumas».
Manuel Scorza

Mensajes para seguir andando

Mensajes de ánimo y fuerza nos llegaron en este tiempo. ¡¡Y cómo ayudan!!
Vienen de cerca y de lejos, del campo y del pueblo pero, sobre todo, vienen de adentro. Y aquí les compartimos algunitos:
Dice Javier: «Compadrito, con el aprecio más grande reciba el saludo y que la bendición del padre y los espíritus de nuestros difuntos y de nuestras montañas sagradas derramen su bendición a toda la familia».
Dice Rosa: «Para Bibliotecas Rurales como que todo el tiempo es nacer y año nuevo, porque hacen reflexión y unión tomando consciencia de la realidad, en forja de una patria libre y soberana en el caótico mundo de ahora».
Dicen Javier y Orlanda: «Queridos amigos, gracias a ustedes por mostrarnos, a tantos, coherencia, valor, entereza, bondad de corazón. Un enorme abrazo y nuestros mejores deseos para este año que comienza».
Dice Sara: «Les deseo un lindo tiempo… Ustedes son una navidad pues traen buenas nuevas para los jóvenes, campesinos y niños. Abrazos para toda la familia».
Dice Mario: «Muchísimas gracias, hermanos. Muchas bendiciones a todo el equipo de la Red. ¡¡Cómo me encantan las bibliotecas!!».

Materiales para el nuevo año

El Programa Comunitario para el acompañamiento de niños con capacidades proyectables es concebido como un programa de rehabilitación basada en la comunidad –aunque no estamos plenamente de acuerdo con el término rehabilitación, porque eso sería pensar que los niños, sin nuestro acompañamiento, no tienen habilidades, lo cual es completamente falso.
Lo cierto es que nuestro acompañamiento a los niños sí es directo: en las comunidades, en las casas y con la presencia de la familia. Partimos de las necesidades particulares de cada niño y las expectativas de la familia para construir juntos una estrategia que ayude al niño a mejorar sus propias habilidades –según sus posibilidades, en armonía y con el ritmo de la familia y la naturaleza.
Eso exige mucho tino a nuestros coordinadores ya que, por otro lado, desde la Oficina Central requerimos también una cautelosa sustentación del acompañamiento de cada niño con una planificación específica y una evaluación constante de los avances. Para eso, generalmente, los coordinadores necesitan algunos materiales de terapia para cada niño.
Eso suena a poco, pero sumando, la cantidad de materiales que solicitan los coordinadores para los casi 80 niños que acompañan, es grande. Por eso, cada año nuestra compañer administradora Lola Paredes viaja a Lima donde podemos adquirir estos materiales a un menor costo.
Cuando llegan los materiales a Cajamarca, la Sala Mayor del local de la Red se llena. De ahí tenemos que ordenar, repartir, empacar y enviar todo a los diferentes destinos. Es un trabajo que nos lleva normalmente una semana.
Este año, con el generoso apoyo de nuestras voluntarias de Colombia, lo hicimos en un solo día. ¡Gracias de todo corazón a ustedes Gaviota, Hasbleidy, Mayra, Paula y Sara!

Voluntariado y compromiso

Gaviota Castro, Hasbleidy Rivera, Mayra Sánchez, Paula Castellanos y Sara Ríos, un equipo de jóvenes bibliotecarias colombianas, llegaron a mediados de este mes para integrarse como voluntarias en nuestra comunidad.
Ellas son un ejemplo de inspiración y expectativas para aprender y profundizar; en su solicitud de voluntariado nos honran con sus palabras “Sabemos que la experiencia que tengamos como voluntarias en Cajamarca va a nutrir y enriquecer nuestro hacer”.
Así se han integrado a la familia, con alegría, dedicación y sencillez. Pero, sobre todo, con el compromiso de voluntariado: ellas vienen demostrando su profesionalismo, apoyando en diversas actividades de la oficina y visitando nuestras bibliotecas en algunas comunidades.
Bienvenido, equipo: su presencia es alentadora y nos enseña mucho. Sabemos que no estamos solos, que ustedes también están haciendo lo suyo en comunidades hermanas.
Este tiempo juntos es para nosotros una oportunidad de compartir, para aprender y desaprender.

En el horizonte

Hace ya tiempo que nuestro amigo Daniel Canosa, de Argentina, hizo llegar una carta a Alfredo Mires, responsable de nuestra Red.
Su decir es tan grato y generoso que preguntamos si podíamos compartirlo. Aquí un fragmento de este albor:
«Ha sido increíble el recorrido que este año hicieron tus paisanos con las bibliotecas rurales de Cajamarca, ejemplo incansable de lo que significa acercar la cultura a los pueblos lejanos y, más que eso, construir saber propio.
Ustedes representan esa luz al final del camino que guía en medio de los frecuentes desalientos. Cada vez que tengo que encontrar motivos que impliquen un valer la pena, siempre aparece Cajamarca en el horizonte.
Que sigan así.
Un fuerte abrazo amigo y los mejores deseos.
Espero de corazón que puedan disfrutar una ceremonia serena y con felicidad, que sigan haciendo ese hermoso camino junto con las bibliotecas rurales.
Siempre pienso que los andares de los paisanos de Cajamarca, esos en lo que siempre estuviste presente, nos dieron esperanzas a los demás, que como bibliotecarios teníamos un buen ejemplo para seguir aprendiendo, ojalá nunca dejen de caminar de esa manera.
Los mejores deseos, un fuerte abrazo y gracias por compartir tu mensaje.
Hasta la próxima!
Daniel»
Viniendo del ejemplar y excelente trabajo que Daniel vive y despliega, es un honorable aliento que impele.

Lecturas: Paco Yunque

En escasas veinte páginas el gran escritor y poeta peruano César Vallejo, logra acercar al lector a las vivencias de un niño del campo que llega a ese extraño lugar donde los niños y niñas son encerrados en un salón, frente a una pizarra, con ventanas altas para evitar la distracción y asegurar, creen muchos, el aprendizaje.
“Paco estaba también atolondrado porque en el campo no oyó nunca sonar tantas voces de personas a la vez. En el campo hablaba primero uno, después otro, después otro y después otro”.
Cuánto puede ensordecer ese lugar a los niños y niñas que nacieron y crecieron frente al cerro, sembrando la chacra, jugando alrededor de los árboles o cuidando los cuyes, las gallinas, las ovejas; mirando las nubes, sintiendo y cuidando los puquios.
Cuánta desolación pueden sentir los niños y las niñas cuando son sometidos a burlas y maltratos por otros de su edad, porque son hijos de ricos, hacendados, poderosos o citadinos abusivos.
“Yunque no dice nada, señor, porque Humberto Grieve le pega, porque es su muchacho y vive en su casa”.
Y es que hay que indignarse por los abusos, las injusticias y las exclusiones. Porque nadie es más que nadie y la escuela no podría ni debería ser ese sitio donde la burla y el miedo campeen por doquier.
La escuela no tendría que ser un lugar de reclusión e invisibilización de los más humildes, los más bondadosos, lo más dignos. La escuela, a más de ser el mismo campo, debe nacer de él: aprender de y con la Naturaleza, la primera maestra que todos tenemos.