enero 30, 2019

Lecturas: Paco Yunque

En escasas veinte páginas el gran escritor y poeta peruano César Vallejo, logra acercar al lector a las vivencias de un niño del campo que llega a ese extraño lugar donde los niños y niñas son encerrados en un salón, frente a una pizarra, con ventanas altas para evitar la distracción y asegurar, creen muchos, el aprendizaje.
“Paco estaba también atolondrado porque en el campo no oyó nunca sonar tantas voces de personas a la vez. En el campo hablaba primero uno, después otro, después otro y después otro”.
Cuánto puede ensordecer ese lugar a los niños y niñas que nacieron y crecieron frente al cerro, sembrando la chacra, jugando alrededor de los árboles o cuidando los cuyes, las gallinas, las ovejas; mirando las nubes, sintiendo y cuidando los puquios.
Cuánta desolación pueden sentir los niños y las niñas cuando son sometidos a burlas y maltratos por otros de su edad, porque son hijos de ricos, hacendados, poderosos o citadinos abusivos.
“Yunque no dice nada, señor, porque Humberto Grieve le pega, porque es su muchacho y vive en su casa”.
Y es que hay que indignarse por los abusos, las injusticias y las exclusiones. Porque nadie es más que nadie y la escuela no podría ni debería ser ese sitio donde la burla y el miedo campeen por doquier.
La escuela no tendría que ser un lugar de reclusión e invisibilización de los más humildes, los más bondadosos, lo más dignos. La escuela, a más de ser el mismo campo, debe nacer de él: aprender de y con la Naturaleza, la primera maestra que todos tenemos.

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