(Apuntes de Alfredo Mires; visita a
la zona de Yunchaco, provincia de Cutervo. Agosto 2015)
En
la comunidad de Yunchaco los vivientes recuerdan a doña Lastenia. Dicen que era
una ancianita muy ancianita que vivía sola y que, apenas llegaba algún camión o
cualquier vehículo, se subía y acomodaba cargando apenas con una bolsita. Y se
iba sin rumbo, a donde el camión se fuera.
Y
volvía igual, de tanto en tanto, en lo que hubiera.
Cuando
la veían embarcándose, algunos vecinos le preguntaban: “¿A dónde se va, doña Lastenia?”. Y ella, volteando el rostro
–entre coqueta y enfadada–, contestaba: “¡Me
voy a Jaén: aquí no hay hombres!”.
Ese
carácter errante, ese ir y venir sin descanso, esa inquietante movilidad para
estar en todas partes, han quedado impregnados en la memoria de los
yunchaquinos.
César
Eladio, Coordinador de Bibliotecas Rurales, tampoco se anda quieto y ya lo ven
de aquí para allá, emocionado, llevando sus libros a cuestas…
No
faltan vecinos que lo saludan diciendo: “¿Cómo
está, doña Lastenia?”.
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