febrero 20, 2012

¿No se comprende que el agua es sagrada?


Don Antonio Bobadilla, de Cospán, en Cajamarca, contaba:

Cuando no hay lluvia, cuando hay sequía y se escasea el agua, en mi tierra tienen la experiencia de ir a la Mamacocha o al Pozo Kuán: llevan un par de botellas, llegan, le rezan sus Padres Nuestros, sus Ave marías, llenan su agüita y de ahí bajan hasta el fondo de las chacras o al lugar donde desean que caiga la lluvia. Y lo entierran las botellas. Y efectivamente, a los dos o tres días llueve pue, y sigue lloviendo hasta que tienen que devolver el agua a su mismo sitio, porque si no la lluvia se lo lleva con chacras y todo.
Claro, los antepasados tenían como sagrados a todo, a la luna, al sol, a las estrellas. Sagradas son las lagunas, el agua. Entonces pensamos que también es como un dios una laguna, que reclama que le devuelvan sus pertenencias.
Así como nosotros estamos buscando el rescate de lo que hemos perdido, de nuestras sabidurías, ellos –el agua, la tierra y las lagunas– también hacen un rescate de todo.

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