mayo 24, 2012

Lo nuestro

Cuando recién empezamos el trabajo del Programa Comunitario para el Acompañamiento de Niños con Capacidades Proyectables, tuvimos la suerte de aprender las bases de la medicina homeopática por medio de una amiga alemana que es médico en esta especialidad.
Aprender las preparaciones generales, abre las posibilidades de aplicar estas técnicas a los conocimientos nuestros sobre plantas medicinales y otros elementos usados tradicionalmente en los Andes.
Desde entonces, los coordinadores del Programa Comunitario –y hace varios años el Equipo de Maestros o Curanderos que se formó– hacen exactamente eso: preparar medicamentos naturales “haciendo conversar” los saberes ancestrales con los conocimientos de la medicina natural y homeopática de otros lugares.
Y sí, funciona. Nuestros coordinadores sustentan que si bien ahora hay enfermedades que antes no existían, también ahora saben preparar las plantas medicinales andinas de otras maneras.
Gracias a estos esfuerzos y experimentos surgió, por ejemplo, la D4 de callana del cerro. Callanas son los retacitos de cerámica que nuestros abuelos nos han heredado.
También hay callanitas con dibujos muy lindos –como las que encontramos en los libros “Iconografía de Cajamarca” publicados por la Red– con los que los curanderos en el campo suelen curar el susto.
Pero los Maestros también preparan cremas de ruda o de eucalipto, macerados de diegolópez y cachorrillo, frotaciones con molle y tabaco contra golpes, vacunas y muchos remedios más.
Para eso se reúnen una vez al año, como este 20 de abril, donde prepararon otra vez muchos medicamentos para los niños atendidos por nuestro Programa.
¡Gracias Maestros! Sin su esfuerzo nuestra salud no sería la misma.

No hay comentarios: