Hace
ya tiempo veníamos padeciendo con lo del almacenamiento de los libros. Y ahora
que se vienen nuevas ediciones, anduvimos buscando para solucionar el problema
del manejo y del espacio…
A
la entrada lateral de nuestro local, había unos vacíos entre mocheta y mocheta,
así que se nos ocurrió que podíamos aprovecharlos para construir estantes. Hicimos
el diseño. Nuestro compañero Alfredo trabajó la arquitectura y Luis Félix Vásquez
pasó voluntariamente todos los datos a planos…
Faltaban
los fondos para conseguir la madera y alguien generosamente nos echó una mano.
Pero faltaban aún voluntarios para la carpintería… ¡Y nos llegó un carpintero!
Ulrich
Rogler, de Alemania, arribó justamente y juntamente con Desiree y Gabriele Klink.
Con
el apoyo de todas las compañeras de la oficina central y de nuestro compañero Sergio
Díaz, los estantes se levantaron como todo un regalo.
¡Gracias,
mingueros!
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