Hace
poco una amiga nuestra nos preguntó, en nombre de una hermana suya, si podía
hacernos llegar algunos libros en donación: le dijimos que sí, con gusto.
Le
pedimos su nombre completo para hacerle llegar una carta con nuestra gratitud y
en su nombre nos dijo que no era necesario, que el solo saber que los libros
iban a ayudar con la animación a la lectura, era suficiente.
Y
nos envió los libros desde Lima: dentro de la caja estaba una nota diciendo:
“Lo mejor de los libros es
compartirlos…
Ojalá más gente pueda leer.
Flor”.
Gracias,
Flor: los libros son como semillas.
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