Con
casi 50 años de cuesta, en la Red de Bibliotecas Rurales hemos conocido muchos
niños lectores que ahora ya son jóvenes: siguen leyendo, siguen manteniendo
contacto, aunque en este momento se están preparando para ingresar en algún
centro de formación superior o universidad.
Hace
unos días, una de estas jóvenes nos contó esta anécdota:
“En la academia pre universitaria –donde
me preparo para el examen de admisión–, hemos tenido clases con un profesor de
Razonamiento Verbal. En una clase, el profesor me preguntó qué voy a estudiar y
yo le contesté que quiero ser profesora.
Como soy lectora y ando bien en
razonamiento, el profesor, encantado con mi participación, de pronto me dijo:
– Hija, tú rindes muy bien. ¿Cómo es
eso que quieres ser profesora?: ¿por qué no postulas mejor para una carrera de
verdad?
¡Me quedé completamente desconcertada por
esa pregunta!... Lamenté no haber sido más rápida para contestarle: “Yo quiero ser profesora para que su hijos y nietos se eduquen bien”.
Parece
que leer también nos hace mejores personas…
1 comentario:
Querida futura maestra: Admiro tu elección -que yo hice hace 40 años- porque con ella muestras tu confianza en el futuro y en tu comunidad. El mejor modo que tiene una persona de contribuir al mejoramiento de su sociedad y sus hermanos comuneros es ayudándoles a enriquecer la tierra de sus conocimientos, sus valores y sueños. Así nuestras hermanas y hermanos serán más libres porque podrán tener su propio pensamiento, sus propios criterios, sus propios valores y principios, y serán menos manipulables, menos sometibles.
Profesores miserables como el tuyo son los que hacen que vuestra y nuestra universidad estén muertas y sean tierras de cultivo de la intolerancia, la opresión y el pensamiento único y alienante.
Mucho ánimo y toda mi admiración y respeto.
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