Una vez más hemos sido testigos de cómo los intereses privados
priman por sobre los intereses del pueblo, de ahí la indignación del pueblo
manifestándose y viéndose en las marchas y las protestas.
No nos representan los impresentables.
Como peruanos nos indignamos, y es también nuestra
responsabilidad promover una cultura política de la ciudadanía, luchar contra males
endémicos como la corrupción y la destrucción de nuestro espíritu y nuestra
tierra.
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