Nuestra Red de Bibliotecas Rurales se
vino forjando de a poquitos y sin hacer ruido. Y así, casi sin darnos cuenta,
hemos llegado a los 50 años.
Nos hubiese gustado celebrar con una
gran Asamblea, saliendo al Apu Qayaqpuma, cargando libros y fiambres para hacer
la ofrenda a nuestra madre tierra, escuchando los cuentos de nuestros mayores,
riendo con las obras de teatro que preparamos, cantando, aprendiendo en los círculos
de lectura alrededor del fogón, con un poco de baile también y, como buenos
comuneros, disfrutando de nuestra rica comida.
No habrá una celebración de esa laya,
pero estamos juntos. Porque sigue el entusiasmo, siguen las ganas; porque nos
extrañamos, porque nos recordamos. Y cada quien en su comunidad compartirá sus
anécdotas y se disfrutarán los libros, los afiches y almanaques que han llegado
para avisar que la fiesta ya empezó.
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