junio 27, 2020

De regreso al pueblo

Desde que empezó el Estado de emergencia en nuestro país, hemos visto con mucha frecuencia noticias de personas y hasta familias completas desesperadas por salir de las grandes ciudades, principalmente de la costa (más aun de Lima), para volver a sus lugares de origen, a su pueblo, a su comunidad.
Las razones: no hay más trabajo, hay mucho contagio, ya no hay dónde vivir, etc. Lo extraño es que no se escucha a estas personas decir que quieren volver a su pueblo porque extrañan la chacra, la vida humilde, sencilla, sana. Pareciera que solamente el hecho de no tener más dinero efectivo, trabajo de lo que sea o una casa alquilada, es el único motivo, porque ni siquiera el temor al contagio parece ser tan grande: mucha gente se ha contagiado, incluso, en el camino.
Es sabido que mucha gente caminó durante semanas; otros fueron favorecidos con algún viaje humanitario y el gobierno invirtió fuertes sumas en pruebas de descarte del virus, en albergues y alimentación para mantener a estas familias, a estas personas, durante la cuarentena obligatoria que debían guardar al llegar a sus pueblos.
Y de ahí viene la preocupación, de no saber si cuando todo esto se calme o termine, la gente continuará su camino de regreso, o si quienes lograron llegar a sus pueblos y comunidades se quedarán ahí a trabajar la chacra, a ayudar a los padres, a los abuelos; o si, por el contrario, en cuanto nuevamente consigan juntar para el pasaje volverán a la costa, a las grandes ciudades, al padecimiento a cambio de unos Soles.
Pero el pueblo es generoso, la comunidad recibe, espera paciente el regreso de quien se fue. Y siempre estará esperando.
Otros, que vivimos en la ciudad, que vamos a la chacrita solo de visita, solemos extrañar de veras esa paz del pueblo chico, el aire fresco, el silencio. Extrañamos a la gente buena, trabajadora, que sale muy temprano a la chacra y regresa cargando el fruto bendito de la tierra. Esos lugares limpios a los que ahora no podemos volver.
¡Qué ganas de ir a la chacra de mama Yola! ¡Qué ganas de ir a Ichocán!
Lola Paredes

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