Gracias por haberme hecho llegar “El
patrimonio del ñaupa”, este profundo tratado, sobre el significado del
patrimonio, de lo que es estar vivo, con la vida de la identidad cultural
arraigada en cada uno. Lo he leído ahora, cuidadosamente, dos veces: me trae al
caso la minimización y la objetalización de lo que solo se 've' por los
turistas que vienen a comprar recuerdos, pero en realidad no desean conocer las
raíces y la realidad de ser peruano. Gente realmente buena, pero de vacaciones,
que busca lo nuevo, lo bonito, lo fascinante... Y luego vete a casa.
Les puedo decir que aquellos de
nosotros que tuvimos el privilegio de compartir la vida con el pueblo peruano,
realmente extrañamos a Perú. Cuando regresé a mi país, por mucho tiempo tuve
sueños constantes de Perú, y eran sueños dolorosos.
Durante el tiempo que fuimos
bendecidos de estar con la gente allá, a quien amamos, encontramos otra cultura,
y una mejor cultura. Aunque la pobreza que conocimos –inducida por los
codiciosos– realmente nos rompió el corazón, a la vez experimentamos mucha
alegría gracias a la gente; a la vez, todo el tiempo estábamos aprendiendo de esta
cultura antigua, moderna, mejor: una forma antigua que los peruanos tienen de
atesorar a la familia, las raíces de la cultura.
Gracias por este profundo e
inspirador ensayo del ñaupa. Como dice ahí y se ve realizado: "Estoy
encumbrando el respeto, estoy enalteciendo la gratitud, estoy magnificando el
vínculo con la tierra y sus raíces".
Con un abrazo,
Wendy
Cotter,
de
Canadá.
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