Mientras tengamos la oportunidad de ver el amanecer, sentir los rayos del sol calentando la mañana, la brisa de las montañas, el aire que respiramos, el cariño de nuestros amigos, el amor incondicional de nuestra familia, permanece la esperanza que un mundo mejor todavía es posible.
Es un tiempo
también para agradecer aún más y apreciar las plantas, las flores, la cercanía
de las aves, las mariposas, el cariño de nuestros animalitos: a pesar de
nuestra irresponsabilidad con la Madre Tierra, las plantitas y los pájaros aún
confían en nosotros: florecen, producen y se acercan para alegrarnos la vida.
Aun podemos
seguir siendo comunidad.
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