El cambio que estamos atravesando es muy abrupto y aún no sabemos qué significa adaptarnos a una “nueva normalidad”, seguro para establecer un equilibrio y un mejor orden y así sacar un provecho colectivo de la situación.
Esta
pandemia nos obliga a tener otras miradas, en todos los ámbitos.
La
dinamicidad en algunas provincias nuestras es notoria, como la desconcentración
de mercados: si anteriormente el día de mercado era los días domingo en las
ciudades, ahora para evitar el congestionamiento y contacto excesivo, muchos
comerciantes se han visto forzados a ir a los Centros Poblados a adquirir y
ofrecer productos. Así los pobladores de la zona rural tienen más cercanos estos
intercambios y el comercio se hace más directo.
Esta
descentralización de las actividades comerciales de momento está ayudando al ingreso
económico del productor rural. Ojalá no más que no afecte negativamente los
principios primarios de trueque, troje y amparo.
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