Con el inicio de la pandemia en el Perú, las actividades del Programa Comunitario tuvieron que adaptarse a una situación muy diferente. La distancia social no permite que nuestros coordinadores sigan visitando a los niños con capacidades proyectables en sus casas.
Felizmente
una de nuestras principales estrategias ha sido –desde siempre– la capacitación
a los familiares para que ellos mismos puedan aplicar las terapias y ejercicios
necesarios para cada niño. Para eso el Programa Comunitario también proporciona
a las familias los materiales que requiere cada niño.
Ahora y
de momento, el acompañamiento es por celular: nuestros coordinadores llaman
constantemente a los familiares de los niños, preguntan por los avances,
sugieren nuevos ejercicios, aconsejan cuando hay dificultades. Claro, no es lo
mismo y los coordinadores cuentan que extrañan encontrarse con sus niños.
La visita personal, las sonrisas y abrazos no pueden ser sustituidos por una
llamada telefónica, pero por lo menos estamos ahí, presentes y animando.
A su
vez, desde la Oficina Central tratamos de alentar a nuestros coordinadores. Nos
comunicamos con ellos por celular, compartimos sesiones de capacitación por
whatsapp y a veces también logramos reunirnos por alguna de estas plataformas
virtuales.
No es
fácil, porque no todos siempre tenemos acceso a internet, pero es el esfuerzo
lo que vale. Vernos las caras nos emociona y nos da valor para seguir adelante,
juntos aunque sea a la distancia.
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