Quiero empezar con la simpleza y naturalidad que empezaría un escrito, pero con nervios y muchas ideas que son difíciles de sopesar en las letras escritas aquí.
Desde hacia mas de dos meses surgió una conversación muy natural con la bella Nathalia Quintero, profesora de la Escuela de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, en donde me expresaba los deseos de venir a visitarnos y conocer, con sus alumnos, la Corporación “Laboratorio del Espíritu”, ubicada en El Retiro, Antioquia, Colombia.
Reconocer lo importante de escucharnos, contarnos, preguntarnos por lo que hacemos en nuestros lugares, es esencial para entender si este es nuestro camino o si es necesario desviarnos levemente para fortalecerlo.
Desde hacia mas de dos meses surgió una conversación muy natural con la bella Nathalia Quintero, profesora de la Escuela de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, en donde me expresaba los deseos de venir a visitarnos y conocer, con sus alumnos, la Corporación “Laboratorio del Espíritu”, ubicada en El Retiro, Antioquia, Colombia.
Reconocer lo importante de escucharnos, contarnos, preguntarnos por lo que hacemos en nuestros lugares, es esencial para entender si este es nuestro camino o si es necesario desviarnos levemente para fortalecerlo.
Llegó la hora de recibirlos y, con todo el amor y la entrega para que esta visita sea recordada tanto para ellos como para nosotros, con una sonrisa en el rostro empezamos a conversar sobre cómo les había ido durante el camino de ida, a presentarnos y ¡oh!, sorpresa conocí a la bella esposa e hija de Alfredo Mires, un ser excepcional que recuerdo y admiro profundamente. En varios espacios conversé con él y me compartió que lo simple, lo amable, lo inefable es lo más bello que podemos tener.
Transcurrió toda la mañana en sonrisas, preguntas y respuestas y en un momento muy especial que, como Laboratorio del Espíritu, siempre ofrecemos a quienes nos visitan, compartiendo también en un taller de lectura y escritura creativa. Vivenciar un espacio de reflexión entorno a la lectura en voz alta y que a partir del libro, podamos reconocernos y entender las situaciones que transcurren en nuestras vidas: que las hojas en blanco sean nuestras más grandes escuchadoras de lo que sentimos y pensamos, pues ahí se plasman; en palabras que se convierten en frases que le dan sentido al momento que se vive.
Y, para terminar, agradecer a la vida estas nuevas personas maravillosas que pude conocer y llevaré siempre en mi memoria.
Luz Mirella Bedoya
Transcurrió toda la mañana en sonrisas, preguntas y respuestas y en un momento muy especial que, como Laboratorio del Espíritu, siempre ofrecemos a quienes nos visitan, compartiendo también en un taller de lectura y escritura creativa. Vivenciar un espacio de reflexión entorno a la lectura en voz alta y que a partir del libro, podamos reconocernos y entender las situaciones que transcurren en nuestras vidas: que las hojas en blanco sean nuestras más grandes escuchadoras de lo que sentimos y pensamos, pues ahí se plasman; en palabras que se convierten en frases que le dan sentido al momento que se vive.
Y, para terminar, agradecer a la vida estas nuevas personas maravillosas que pude conocer y llevaré siempre en mi memoria.
Luz Mirella Bedoya
Miembro de la Corporación “Laboratorio del Espíritu”
1 comentario:
Muchas gracias, Luz Mirella, por tus bellas palabras, por tu cálida acogida, por tus profundos sentimientos al recordar a Alfredo, por recibirnos con los brazos abiertos. Aquí tienes tu casa y nuestros corazones, para cuando quieras. Un abrazo desde las altitudes de Cajamarca y muchos saludos a los amigos del Laboratorio del Espíritu.
Siempre
Rita Mocker.
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