abril 24, 2020

Cuarentena y siembras

Hoy encontré una bolsa vacía de café de Tolima en nuestra cocina. Lo había dejado Alfredo, como aguardando. El café nos lo trajo una amiga y estaba muy rico. Miré el envase y pensé: “Esto también puede servir de algo”.
Desde que empezó el tiempo de la cuarentena y tenemos que traer todos los alimentos caminando y cargando, estamos más conscientes de los envases, de reutilizar y reciclar. Y eso es un gran aprendizaje. ¡Algo positivo que está naciendo de la pandemia!
En nuestra casa siempre hemos separado la basura. Tenemos nuestro compost hace muchísimos años, reutilizamos el agua de la ducha, recogemos el agua de la lluvia para regar el jardín. Pero ahora estamos reforzando estas medidas de previsión y cuidado de la tierra.
Empecé a picar hasta los más pequeños restos de jaboncillo para fabricar jabón líquido. Luego, Alfredo construyó –con pedazos de madera– una caja para guardar las papas; ahí se mantienen desde el inicio de la cuarentena, sin picarse, sin malograrse, sin gastar energía y, además, hay sitio para guardar los camotes, el macito y todo lo que se pueda.
Alfredo también empezó con los cultivos de hortalizas; para los almácigos utiliza envases plásticos reciclados. Después sembró maíz, frejol y papas en pequeños espacios de nuestro jardín.
Un día nos preguntábamos qué hacer con los Tetrapak y pensamos que pueden servir para sembrar, por ejemplo, lechugas. Hoy nació la idea de sembrar caihua en el envase del café. ¡Ya se nos está acabando la tierra del compost con tanta siembra!
Y es tan grata la sola idea de compartir la cosecha.
Como las circunstancias también nos incitan a hacer más cosas con las manos, volví a empezar a tejer medias. Con los retazos que aún tuve en casa salió un par de medias de múltiples colores para Mara. Ella ahora quiere aprender a coser. ¡Vamos a ver cómo le sale su proyecto de un pantalón de retazos de tela!
Y Rumi ya tiene un proyecto de sellos, además de su parcelita de caihuas…
Rita Mocker

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