abril 24, 2020

La pandemia y nosotros

Quiero contar algo, no por lo que me dijeron sino porque lo estoy viviendo directamente, lo estoy viendo con mis ojos y mente en nuestra zona rural, de nuestros territorios, que engloba a todo lo que existe.
Es de los cambios que se van presentando en forma aceleradísima, del amor por los suelos, por la producción, por querer a nuestras chacras y nuestras casitas de campo, sin diferencia de edades. Todos los que procedemos de la zona rural, al menos de Bambamarca, le estamos dando importancia a nuestras raíces de procedencia, de todas nuestras costumbres. Y muchos estamos recuperando lo que de mala manera lo habíamos abandonado u olvidado.
Nosotros los campesinos que, en los últimos tiempos, estábamos empezando a ser más urbanos –por sus atractivos de modas, farmacias cercas o servicios más mediáticos, por no querer caminar mucha distancia–, ahora con el Coronavirus nos está haciendo cambiar la mirada a nuestra realidad y a amarlo más a nuestra naturaleza, y que el dinero no es todo ni menos el individualismo.
En los presentes días no solo hablamos, sino estamos con la idea de la importancia de la minga (el trabajo colectivo y voluntario) en nuestros trabajos, y hablamos de intercambiar productos y de poner en actividad nuestras herramientas agrícolas con nuestros brazos. ¡Y arriba nuestros campos, nuestra chacra, nuestra comida, nuestras plantas medicinales, que nos enseñaron nuestros abuelos!
Hemos reforzado especialmente con nuestra juventud, que ahora ve los horizontes de nuestra chacra, aunque sean de poca área.
Con esto no quiero alarmar nada, sino es que ahora cuántos emigrantes están preocupados por regresar a su lugar de origen.
Hablo esto no para vanagloriarme, sino es para ver de manera positiva la problemática que nos toca enfrentar, que no sabemos hasta cuándo será ni las consecuencias que nos traerá con los cambios.
¡Qué interesante!
Lino Gálvez Blanco,
Comunidad de El Ahijadero, Bambamarca

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