El 18 de junio el
Instituto de Educación Superior Pedagógico extendió la invitación a Alfredo
Mires Ortiz para conversar, en un encuentro virtual, sobre la lectura y la
escritura liberadora. Las preguntas realizadas giraron en torno a lo que la
pandemia del Covid-19 ha puesto en evidencia de los procesos educativos; qué
debería hacer la escuela para propiciar una lectura liberadora y qué balances
hay en relación con el sistema educativo y las lecciones que puede ofrecer una
institución campesina como la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca. Las
respuestas fueron contundentes:
“En este tiempo de la pandemia,
lo que salta a la vista, lo que se ha evidenciado, es una incapacidad casi
global de la población para leer la realidad (…) Si elevamos eso a los procesos
educativos del país, podemos observar que lo único que se ha hecho es adecuar
los aprendizajes formales de la escuela (con los mismos contenidos) a la tecnología
disponible. La comunicación virtual se ha convertido en el método para el
aprendizaje. A nadie se le ocurrió reinventar. La pregunta es ¿estamos
dispuestos a reinventarnos?
“Tenemos que aceptar que la reserva
moral de nuestros países está en quienes nunca se fueron a la escuela. Aquellos
que no tienen títulos, que no estuvieron en ese sistema de competencias
desleal, aquellos que no estaban mostrando que sabían mucho”.
“Bibliotecas Rurales ha evidenciado el
profundísimo bagaje social, humano, moral e histórico de las poblaciones que no
tuvieron el trauma de la competencia en la escuela porque tienen la habilidad
de leer la realidad. Esas poblaciones son genuinas sin ser infatuadas.
Bibliotecas Rurales ha comprobado y demostrado que la dignidad y el respeto no
tienen que ver con dinero, poder o un título académico; a ellas debemos
respetar”.
“Si no admitimos que existe un
problema (con la educación actual) es casi imposible remediarlo. ¿Somos capaces
de admitirlo? ¿Estamos dispuestos a cambiar?”
“La educación equivocó el rumbo o
nunca tomó el rumbo que condujera a quienes pasan por la escuela a leer los
textos y los contextos; mucho menos prepararse para percibir los pálpitos de la
Naturaleza, profundizar en la capacidad criadora; ver y sentir la magia regeneradora
de la Naturaleza”.
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