junio 27, 2020

En el quinto webinar

El 18 de junio el Instituto de Educación Superior Pedagógico extendió la invitación a Alfredo Mires Ortiz para conversar, en un encuentro virtual, sobre la lectura y la escritura liberadora. Las preguntas realizadas giraron en torno a lo que la pandemia del Covid-19 ha puesto en evidencia de los procesos educativos; qué debería hacer la escuela para propiciar una lectura liberadora y qué balances hay en relación con el sistema educativo y las lecciones que puede ofrecer una institución campesina como la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca. Las respuestas fueron contundentes:
En este tiempo de la pandemia, lo que salta a la vista, lo que se ha evidenciado, es una incapacidad casi global de la población para leer la realidad (…) Si elevamos eso a los procesos educativos del país, podemos observar que lo único que se ha hecho es adecuar los aprendizajes formales de la escuela (con los mismos contenidos) a la tecnología disponible. La comunicación virtual se ha convertido en el método para el aprendizaje. A nadie se le ocurrió reinventar. La pregunta es ¿estamos dispuestos a reinventarnos?
“Tenemos que aceptar que la reserva moral de nuestros países está en quienes nunca se fueron a la escuela. Aquellos que no tienen títulos, que no estuvieron en ese sistema de competencias desleal, aquellos que no estaban mostrando que sabían mucho”.
“Bibliotecas Rurales ha evidenciado el profundísimo bagaje social, humano, moral e histórico de las poblaciones que no tuvieron el trauma de la competencia en la escuela porque tienen la habilidad de leer la realidad. Esas poblaciones son genuinas sin ser infatuadas. Bibliotecas Rurales ha comprobado y demostrado que la dignidad y el respeto no tienen que ver con dinero, poder o un título académico; a ellas debemos respetar”.
“Si no admitimos que existe un problema (con la educación actual) es casi imposible remediarlo. ¿Somos capaces de admitirlo? ¿Estamos dispuestos a cambiar?”
“La educación equivocó el rumbo o nunca tomó el rumbo que condujera a quienes pasan por la escuela a leer los textos y los contextos; mucho menos prepararse para percibir los pálpitos de la Naturaleza, profundizar en la capacidad criadora; ver y sentir la magia regeneradora de la Naturaleza”.

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