Hoy nos llamó don Marcos Florián,
bibliotecario rural de Taya El Colal, en Contumazá.
Estaba preocupado por la salud de la
Familia Bibliotecaria; él, como todos nuestros compañeros, es un ejemplo de generosidad
y de fortaleza.
Don Marcos nos cuenta que ahora
acoge en su casita de campo a los familiares y amigos que llegaron de la ciudad,
y juntos disfrutan del buen aire que les brinda la naturaleza: “Aquí nos protegen los eucaliptos y nos
sentamos bajo la luna a conversar y a reír”, nos dice.
Gracias, don Marcos, por sus sabias
palabras; aprendemos mucho de usted y con seguridad sus visitas deben sentirse
muy reconfortadas –como nosotros– en estos tiempos difíciles.
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