La pantalla de una computadora no es lo suficientemente buena como para captar las emociones de los niños; sin embargo, cuando algo es muy importante para ellos, hacen modos para hacer notar su alegría, su sorpresa, o cualquier otra emoción. Así lo vi en Jeicob, un niño de primer grado. Fue a propósito de dejarles la lectura “La papa, tesoro de la tierra”. A partir de lo leído, tenían que dibujar o escribir alguna idea que para ellos fuese importante o que les hubiese gustado más.
Al
Este comentario de Jeicob me hizo entender que él ha aprendido a apreciar el trabajo de la chacra y ve a la papita como un ser vivo, con todo su valor, y no solamente como un producto para comercializar y llevar a la mesa; habló de la papa con mucho cariño, con alegría, nos contó que él también le canta y le baila para que crezca bonita y para cosecharla mejor. Aprovechó también para comentar otras experiencias de la vida en el campo y, a partir de su intervención, algunos otros niños que todavía mantienen ese contacto con la tierra, o que incluso viven todavía en el campo, aprovecharon para contar sus experiencias. Alguno dijo, por ejemplo, que en este tiempo está ayudando a cuidar su “coche” (cerdo); otro mencionó cómo es que ayuda a dar de comer a sus gallinas; que donde ellos viven toman leche de sus propias vacas. Y así, se desataron muchos comentarios que nos obligaron a alargar la vídeo conferencia.
Jeicob escribió después la parte que más le gustó de esa lectura.
Lola
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