Este primer sábado de abril pudimos participar de una pequeña minga, para seguir dando el resuello y el cariño a nuestros libros. En este tiempo donde la indiferencia es quien marca la pauta, nosotros seguimos creyendo en la comunidad y el trabajo desde ella, que es donde nacen las mejores amistades y donde nuestros libros encuentran su verdadero cauce.
Colaboramos en distintos trabajitos, que nos ayudan a crecer, que nos recuerdan quienes somos y cuanto camino hemos recorrido, siempre de palmo a palmo con nuestros libros bajo el brazo.
Hemos pintado nuestra casa con los decires que nos impulsan a seguir trabajando: para darles voz a nuestras comunidades y que nuestros andares sigan siendo semilla.
Nos alegra el compartir con nuestros voluntarios en familia, recordándonos y animándonos. Sabemos todo lo que conlleva el camino que escogimos, siempre habrá murallas y abismos con los que bregar, pero lo haremos desde el abrazo sincero de esta gran familia de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca.
Como diría Eduardo Galeano: La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que camine nunca la alcanzaré. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar.
Colaboramos en distintos trabajitos, que nos ayudan a crecer, que nos recuerdan quienes somos y cuanto camino hemos recorrido, siempre de palmo a palmo con nuestros libros bajo el brazo.
Hemos pintado nuestra casa con los decires que nos impulsan a seguir trabajando: para darles voz a nuestras comunidades y que nuestros andares sigan siendo semilla.
Nos alegra el compartir con nuestros voluntarios en familia, recordándonos y animándonos. Sabemos todo lo que conlleva el camino que escogimos, siempre habrá murallas y abismos con los que bregar, pero lo haremos desde el abrazo sincero de esta gran familia de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca.
Como diría Eduardo Galeano: La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que camine nunca la alcanzaré. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario